Como un buen piloto aviador, querer volar tan alto para
alcanzar las nubes, buscando sueños que están por encima del cielo tratando de
ser encontrados.
Como un ave querer ser, para viajar con tus propias alas en
busca de esas ilusiones que soñamos todos los días.
Como los colibríes, buscando la felicidad y la dulzura de
todas las cosas maravillosas que vemos en el camino.
Como las mariposas, para viajar de un lugar a otro tratando
de sobrevivir a las barreras que les pone el destino.
Cuando por fin llega el día de volar de repente nos da
miedo, nos da tanta emoción pensar que estaremos tan cerca, viendo todo lo que
imaginamos enorme a una escala tan pequeña que no es posible distinguir lo que
dejamos en el suelo.
Las nubes brillan con los rayos del sol, dibujando lo
primero que se nos venga a la mente, trazando formas y reflejando el sueño
perfecto.
Cuando sientas esas mariposas en el estómago sonríe y piensa
que todo lo que deseabas lo tienes en tus manos. Piensa que estás muy cerca de
conocer lo que siempre deseaste y de volar en las nubes. Siente lo que sentiste
cuando esa persona tan especial te hizo sentir en las nubes o por qué no
imagina que puedes bajarle un pedazo de cielo.
Así de enorme es el cielo, imagina todo lo que sentías antes
de viajar en el. Todo lo que deseabas ver desde las alturas. Así son los
sueños.
Cuando las nubes sean grises con un buen soplido puedes
volverse blancas, solo es cuestión de querer hacerlo.
El miedo en realidad es una barrera que te impide encontrar
tus sueños, pero puedo decirte a ti que
LOS SUEÑOS YA ESTÁN CONTIGO HACIÉNDOSE
REALIDAD.
No hay comentarios:
Publicar un comentario